Ingresé a este negocio con una ilusión increíble. Conocí locos y locas soñadoras como yo y me sentí en casa. ¡Mi vida se iba a arreglar!

Pero, pasaron 4 años y no se arregló nada. La gente que asociaba, se iba rápido y los que se quedaban, no querían correr como yo.

Mis ganancias no me alcanzaban para nada y el negocio se empezó a convertir más en una carga para mi familia, que en una real oportunidad…

Después de todo ese tiempo, recuerdo como si fuera ayer, que en una capacitación dije “¡ME HARTÉ!”… Sí, me harté de mi situación…

… El estar sin prospectos y sentir que tenía que rogarle a la gente que escuche mi presentación.

… El tener un equipo que ni venía a las capacitaciones y ni hablaba en el chat.

… ¡Y para colmo, tener a la familia encima, cuestionando mi negocio e incluso a mí!